La culpa es de Hamas

Acabo de leer en el País unas declaraciones de nuestro ministro de Exteriores, el señor Moratinos, que son toda una lección de clarivedencia y una muestra de que posee una aptitud fuera de lo corriente para analizar las relaciones internacionales. Hasta ahora, siempre había creído que nuestro ministro no alcanzaba los mínimos para representarnos en Europa y en el mundo, pero desde estas declaraciones, mi opinión ha cambiado radicalmente. Creo que ni siquiera debería representarnos en nuestro propio país. Afirma nuestro excelso ministro que la matanza llevada a cabo por Israel en la franja de Gaza es culpa de Hamás porque "el que inició todas estas operaciones es Hamás, y Hamás es el que tiene que entender que tiene que parar y garantizar que no haya más misiles que puedan desembocar en Israel y luego, lógicamente, Israel, mantener el alto el fuego" Y si te pones a pensarlo seriamente te das cuenta de que sí, de que el señor Moratinos tiene toda la razón. La culpa de la matanza es de Hamás y sólo de Hamás.

Porque no sabe conformarse con su suerte. Porque en lugar de resignarse a recibir "ayuda" de sus vecinos los israelíes y mantener con ello una deseada "pax romana" se empeña en defender sus tierras de una manera incosciente.

Porque en vez de doblegarse a los designios de nuestro "dueño y señor" se empecina en proteger con uñas y sin dientes una tierra que ellos creen que les pertence.

Porque en lugar de aceptar como ratas los despojos que se les ofrece desde la Comunidad Internacional, intenta levantarse como un león sin garras orgullosos de su historia.

Porque ataca con piedras y cohetes artesanales a un ejército que utiliza las armas más sofisticadas y modernas que existen.

Sí, señor Moratinos, tiene usted razón y la culpa es de Hamás.

Pero pensándolo mejor, su doctrina puede tener graves consecuencias en la visión de nuestra historia. Porque a partir de ahora, Don Pelayo puede ser confundido con un Bin Laden del medievo y hechos hasta ahora calificados de "heroicos" por nuestros historiadores, como el alzamiento del dos de mayo, se degradarán hasta el punto de que puedan ser considerados como revueltas de grupos terroristas con la intención de subvertir el orden establecido.